jueves, 23 de febrero de 2017

Hayedos cantábricos








Ya hace tiempo desde la última entrada que subí a éste blog. Así que  ahí va una y se la voy a dedicar,  a uno de los ecosistemas, donde más tiempo suelo pasar en mis salidas naturalístico-fotográficas (digámoslo así). Siento,  digamos debilidad o apego a éstos  mágicos bosques .

Sabemos que un bosque, es una unidad funcional básica de la naturaleza. La cual comprende tanto un grupo de organismos vivos como el ambiente físico y químico en que viven y que funciona a base de energía procedente de toda ella, en principio el sol. Todos los elementos que constituyen el bosque están ligados por redes tróficas y flujos de energía y nutrientes, afectándose entre sí de manera que se autorregulan en relación con la cantidad de energía disponible en ese ecosistema.

Aunque se supone que la región asturiana estaba en la antigüedad casi completamente cubierta de bosque, el aumento de la población humana y el ganado doméstico, origino una perdida gradual del mismo.
El carácter templado del clima asturiano se manifiesta en la dominancia en su territorio de los bosques planocaducifolios, los cuales representan el 95% de los bosques autóctonos de Asturias, llegando a ocupar el 20% del total de su superficie.

Los grandes bosques de frondosas autóctonas han quedado actualmente prácticamente acorralados en las laderas de la Cordillera Cantábrica., quedando ese resto de lo que antaño fue un patrimonio forestal de incalculable valor ecológico. Hayas y robles han sido las especies principales del bosque natural asturiano, acompañadas de un número variable de otros árboles dependiendo de la orientación y condiciones de los suelos en los que se asientan estos.


Los hayedos son posiblemente los bosques más representativos de las zonas montañosas de la cordillera Cantábrica en las altitudes comprendidas entre los 700 y los 1.900 m.
Estos bosques en que la especie dominante es el haya (Fagus sylvatica), están ligados a zonas de elevadas precipitaciones, superiores a los 1.400 m.m anuales, por lo que prefieren laderas umbrosas, afectadas siempre con menos horas de luz. En las que las condiciones propician la aparición de abundantes nieblas estivales.

Los hayedos se caracterizan por tener un estrato arbustivo poco denso y un abundante estrato herbáceo. Dependiendo del sustrato que ocupen, se diferencian entre oligótrofos o eútrofos. Los primeros son suelos con bajo contenido en nutrientes y los segundos al contrario, con un alto porcentaje de los mismos.

La superficie cubierta por los hayedos en Asturias es de 56.033 ha, que supone el 5,3% de la extensión del Principado. Representando a su vez el 25% del total de los bosques autóctonos del mismo.

Los árboles y las plantas captan el dióxido de carbono, agua y nutrientes minerales (nitratos y fosfatos, etc), sintetizándolos en materia orgánica en forma de moléculas complejas, cuyo elemento central es el carbono.

La biomasa, osea los tejidos vivos,y la necromasa, que son los tejidos que estuvieron vivos o formaron parte de un ser vivo, tanto una como la otra deben permanecer en los ecosistemas para garantizar que los organismos detritívoros y descomponedores reciclen estos nutrientes, poniéndolos a disposición de un nuevo ciclo de producción.

El hayedo es el hogar de una gran variedad de mamíferos, pájaros, anfibios y reptiles. Aunque no se puede cuantificar con exactitud el número de especies de vertebrados que componen este bosque, se estima que un haya puede dar cobijo a 2.000 especies de insectos y otros invertebrados.

Al andar por dentro de estos bosques nos podemos llevar la impresión equivocada, de que muestran una belleza casi mágica pero solitaria. Nada más lejos de la realidad, para ello nos bastará con leer los mensajes que se muestran en el medio,de las diferentes especies animales que allí habitan.
Y si andamos cuidadosamente, respetando la tranquilidad que impera en ellos. Y nos acompaña la suerte, podremos observar a algunos de sus moradores ....




En la toma superior , un joven macho de rebeco cantábrico. Sorprendido dentro de un hayedo maduro, con abundante materia en estado vegetatívo. Como el tronco de haya , atravesado derás de él y que tuvo que saltar al iniciar su huida.

En la toma superior un tejón (melandru en asturiano) es la especie de mayor tamaño de la familia mustelidae, en el sur de Europa.
De hábitos marcadamente nocturnos, suele salir de su madriguera, una vez entrada la noche. Aunque en ésta época andan renovando el material de sus camas. Siendo posible avistarlos con luz, en el entorno de las tejoneras.
A éste ejemplar, pude verlo en un primer momento, persiguiendo a un congénere suyo. Bajaban a la carrera una pendiente dentro del bosque. Corrían con la mayor facilidad, por un lecho tapizado de hojas secas y salpicado de rocas, con innumerables cavidades.
Luego armándome de paciencia conseguí fotograiarlo más tarde, ya cuando estaba regresando hacia la tejonera.

En las fotografías siguientes, un oso adulto. El cúal aprovecha los débiles rayos de sol, una gélida jornada. Para recolectar  hayucos, de entre el tapiz de hojas que cubren el suelo.











En los roquedos calizos que dominan ésta masa forestal. Encuentran refugio ante cualquier alarma, los rebecos. Como el  macho dominante, de la siguiente imagen. El cual controla desde ésta atalaya el entorno.


 Debajo una hembra encaramada en una peña, junto a una pared tapizada de hiedra.

Un Águila real sobrevuela por encima las enormes paredes calizas, que suponen el colofón del hayedo.

  


Y en la imagen siguiente un macho de corzo. Sorprendido al amanecer, mientaras pastaba en  una campera  limitrofe con el hayedo. Muestra  una cuerna  en formación, con un marcado crecimiento desigual.

Ya metido en el hayedo y cuando intento localizar a unos rebecos, en la zona que empieza ha estar más iluminada del entorno, situada a mi izquierda. Algo llama mi atención en el margen de mi visión periféfica. Cómo no,  en la zona contraria ,que aún permanece casí en penumbra.
Un zorro me observa curioso, está asomado encima de unas peñas tapizadas de musgo y hepáticas. En ese laberinto de rocas , que esconden cavidades semi-ocultas por la hojarasca y restos de ramas en estado vegetatívo.

Con la llegada del sol, numerosas aves animan el interior del bosque. Proporcionando una compañia, muy estimable.
Debajo un trepador azul.

Y el bullicioso carbonero común

Ariba un mito, mienbro de uno de los bandos en los que se suelen mover, a través de las laderas del bosque 
Y debajo un reyezuelo listado, ya en los márgenes del hayedo, pegado a los pastizales . Es el  representante de nuestra avifauna, que detenta el titulo de pájaro más pequeño de nuesta región.
UNA VEZ LEÍDOS LOS TEXTOS RECOMIENDO CLIKCAR SOBRE LAS FOTOGRAFIAS 

PARA PODER VERLAS SOBRE FONDO NEGRO Y  MAYOR TAMAÑO

5 comentarios:

  1. Una bella y didáctica descripción del bosque cantábrico. Acompañas la última serie de imágenes tomadas, que son todas ellas muy bellas, con una buena calidad fotográfica (algo nuevo se nota en las mismas). Un fraternal saludo.

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  2. Gracias por pasaarte y comentar. La del zorro está hecha a 8000 iso, naturalmente que he trabajado el ruido en el procesado. Y no tiene un detalle sorprendente, no permitiría una ampliación con calidad profesional. Pero bien vale a nivel documental. Ese resultado era impensable con la cámara anterior.
    Un abrazo

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  3. Un paseo virtual por las montañas que tanto nos gustan! :)

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  4. Impresionante!!!,Y no me refiero solo al despliegue de conocimientos necesarios para identificar a cada especie, ni a las seguramente innumerables horas de espera que se habrán cobrado cada una de ellas, me refiero a que hace falta la mirada de un artista unido a la técnica más sofisticada para sacar fotos como estas. Enhorabuena.

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  5. Muchas gracias, Pilar. Son muchos años de práctica, que por torpe que puedas ser.
    Llevan a educar los ojos, junto con el resto de los sentidos
    Un saludo

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