sábado, 8 de febrero de 2014

ENTRE CICLOGÉNESIS LA ALTA MONTAÑA ASTURIANA

Estos últimos días  la Cornisa Cantábrica está siendo especialmente azotada por diversas  ciclogénesis explosivas con nombre propio: Nadja, Petra, Ruth.Vientos de más de 170 kilómetros por hora, lluvias torrenciales y nevadas cuantiosas en La Cordillera.
Aprovechando una breve tregua ayer viernes amanecí en el techo del Concejo de Aller. Viento hacia, aunque soportable, aveces soplaban rachas más animadas en las zonas más expuestas arrastrando nieve  que impedía mantener los ojos abiertos ,anticipando ya el nuevo frente pronosticado para la tarde noche.
Fui en busca de mis añorados rebecos,  encontrando algunos de ellos en muy diferentes cotas. Algunos machos adultos, entre los que creí ver algún viejo conocido entre ellos, en las zonas más elevadas parapetados por los altos paredones previos a las altas cimas, otros hembras con crías del año entre ellos en zonas más resguardadas aprovechando las cornisas limpiadas por el viento para alimentarse o al amparo de una canal protegida del viento y parcialmente liberada de la nieve por el efecto de lavado combinado de las anteriores templadas precipitaciones y las fuertes rachas de viento.


Amanecer con alternancia de nubes y claros



A pesar del viento estos carroñeros no pueden dejar de buscar el sustento: Buitres leonados (Gyps fulvus)

Gana claridad el día

Recortados en el roquedo descubro a una hembra de rebeco con su cría del año (Rupicapra pyrenaica parva)

Desciende al collado inferior liberado por el viento de la nieve a pastar

En esta ladera se alternan las zonas con una profunda capa de nieve y las zonas libres de ella

Rebecos aprovechando los claros liberados


 Refugiándose en el hayedo de la inclinada canal

Zona de roquedo lavada
 Leonado prospectando
 Acentor alpino (Prunella collaris)

Bisbita alpino ( Antus spinoletta)

Hembra  de rebeco en la parte inferior de la canal

Huella de Tejón (Meles meles) de considerables dimensiones

Siguiendo el rastro del gran mustélido y mientras permanezco medio oculto a la espera de alguna sorpresa aparece este bello raposo (Vulpes vulpes) de ronda. Debió oler mi rastro ya que dio media vuelta para cambiar hacía la otra ladera



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