Dedico esta entrada a una especie de ave paseriforme, altamente especializada en su hábitat, el gorrión alpino (Montifringilla nivalis).
Este robusto pájaro tiene el límite suroccidental de su distribución mundial en nuestro país. Con una distribución Euroásiatica, que aparece de forma restringida y fragmentaria, en los más altos macizos montañosos, como la Cordillera Cantábrica, los Pirineos, los Alpes, los Balcanes, los Carpatos, el Cáucaso y el Himalaya.
En la Cordillera Cantábrica la podemos encontrar, durante el periodo de reproducción, ligada a los macizos calizos, en unos paisajes espectaculares, siempre por encima de los 1800 metros de altitud.
Amanece en las cumbres, hogar de estas especializadas aves.
Macizo calizo, en donde ubicaron su nido, esta pareja de alpinos.
A la derecha un miembro de la pareja, es observado por otro especialista de la alta montaña, un acentor alpino (Prunella collaris), situado en la misma arista, más a la izquierda.
Un pollo volantón cerca del nido.
Progenitor con ceba.
La hembra, con el pico lleno de insectos y anélidos, posada antes de acudir a cebar a sus pollos.
El macho.
El entorno es de gran belleza.
Un cernícalo sobrevuela el collado,
Pared caliza, donde pude ver, a otra de las aves rupícolas, más ligadas al hábitat altimontano: una pareja de Treparriscos (Tichodroma muraria)
Una pareja de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax), posadas en la peña
Y debajo, aunque muy lejos para fotografiar, debido a su pequeño tamaño, un Treparriscos
Y la pareja, evolucionando por la pared.
Más allá, siguiendo la cuerda de cumbres...
Un grupo de rebecos se refugian a la sombra de este roquedo, situado ladera abajo,
Ya que avanzado el día, el sol aprieta en la alta montaña en verano,
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PARA PODER VERLAS SOBRE FONDO NEGRO Y MAYOR TAMAÑO
Este robusto pájaro tiene el límite suroccidental de su distribución mundial en nuestro país. Con una distribución Euroásiatica, que aparece de forma restringida y fragmentaria, en los más altos macizos montañosos, como la Cordillera Cantábrica, los Pirineos, los Alpes, los Balcanes, los Carpatos, el Cáucaso y el Himalaya.
En la Cordillera Cantábrica la podemos encontrar, durante el periodo de reproducción, ligada a los macizos calizos, en unos paisajes espectaculares, siempre por encima de los 1800 metros de altitud.
Amanece en las cumbres, hogar de estas especializadas aves.
A
partir de finales de mayo buscan algún hueco o fisura de un farallón
rocoso, normalmente a considerable altura del suelo. Para construir
su nido, constituido a base de hierba seca, la tarea corre a cargo de
la hembra. La cual pondrá de tres a seis huevos, que serán
incubados por ella durante unas dos semanas.
Los
pollos son cebados por ambos progenitores, durante unas tres semanas.
Tras las cuales abandonaran el nido, permaneciendo aún un tiempo
más, en compañía de sus padres. Suele existir una segunda puesta,
nada más concluir la crianza de la primera pollada, o incluso antes,
si se dan unas condiciones óptimas.
Progenitor con ceba.
En la
época reproductiva van en parejas, pero el resto del tiempo son
gregarios, llegando a formar numerosas bandadas.
La hembra, con el pico lleno de insectos y anélidos, posada antes de acudir a cebar a sus pollos.
Su
alimentación en primavera y verano, consta principalmente de insectos,
arañas y gusanos (anélidos). Que captura en el pasto, entre las
rocas y en los neveros, aunque también come en esta época semillas
y frutos de diversas plantas alpinas y algo de hierba. En invierno al
descender de cota empujado por la nieve, busca semillas y piñones en
el límite de los bosques alpinos.
El macho.
Es un
ave, catalogada como “De interés especial”, en El Catálogo
Nacional de especies Amenazadas. Cuenta en la C. Cantábrica con unas 1.500 parejas, según los datos de los últimos censos, pero
la tendencia poblacional, no está clara. Aunque casi toda su área
de distribución, se encuentra, básicamente dentro de zonas con
algún perfil de protección, aparecen varios factores que amenazan a
esta especie.
Cabe
citar la intensa explotación ganadera en algunos lugares de alta
montaña, donde cría esta especie, que reduce sus fuentes de
alimentación durante la reproducción en los pastizales
alpinos Junto con el aumento de las temperaturas, ligadas al cambio
climático, que modifica la estructura vegetal de la alta montaña y
reduce cada vez más los neveros, sumamente importantes, por ser una
recurrente despensa de insectos para la alimentación de estas aves
alpinas.
Un cernícalo sobrevuela el collado,
Pared caliza, donde pude ver, a otra de las aves rupícolas, más ligadas al hábitat altimontano: una pareja de Treparriscos (Tichodroma muraria)
Una pareja de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax), posadas en la peña
Y debajo, aunque muy lejos para fotografiar, debido a su pequeño tamaño, un Treparriscos
Y la pareja, evolucionando por la pared.
Más allá, siguiendo la cuerda de cumbres...
Un grupo de rebecos se refugian a la sombra de este roquedo, situado ladera abajo,
Ya que avanzado el día, el sol aprieta en la alta montaña en verano,
UNA VEZ LEÍDOS LOS TEXTOS RECOMIENDO CLIKCAR SOBRE LAS FOTOGRAFIAS
PARA PODER VERLAS SOBRE FONDO NEGRO Y MAYOR TAMAÑO