jueves, 19 de mayo de 2016

Plumas carmesí, pezuñas y garras.


Las nieves ya han quedado principalmente relegadas a las altas cumbres.


Al retirarse las mismas, me permite acceder más cómodamente. Por la complicada orografía del roquedo del piso  subalpino.
Para intentar encontrar a un pájaro , ligado a los altos paredones calizos. Esta ave es una de la más enigmáticas de la región, debido a la dificultad para poder observarla, esto es debido a su escasez, y a estar ligada a las altas paredes calizas del piso alpino y subalpino.

    Las nieblas, complican en muchas ocasiones la circulación por este impresionante paisaje.
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Aparece, con un vuelo ondulado, espasmódico, como el de una enorme mariposa. Es durante el mismo, cuando muestra la coloración carmesí de sus alas, que contrastan con el predominante tono gris del resto de su plumaje.
Se trata del treparriscos (Tichodroma muraria), a continuación varias fotografías de una hembra de cierta edad, con el bello plumaje nupcial.
En este espectacular medio, con verticales paredes, que dan vista a precipicios de vértigo. se  inician durante ésta época del año, los cortejos propios del celo.



Esta es un ave exclusiva de las regiones montañosas de Europa y Oriente Próximo, en la Península
Ibérica existen núcleos reproductores en Pirineos y cordillera Cantábrica.

Se mueve por este medio con una extraordinaria soltura, prospectando las verticales paredes
meticulosamente, en busca de pequeños invertebrados.






En mayo o junio las hembras construyen su nido dentro de alguna grieta o hueco de las pared , en
una zona inaccesible para los depredadores. El material usado para la confección del nido consiste
en musgo, liquenes, raices, hierbas , lana y pequeños trozos de madera. Para acoger a los de tres a
cinco huevos, de que consta la puesta. La alimentación de los pollos correrá a cargo de ambos
progenitores, durante aproximadamente el mes que dura la ceba, a partir de este tiempo los pollos
volantones se independizaran.
Con la llegada de los fríos, realiza movimientos altitudinales o pequeñas migraciones, que no superan normalmente los 1.000 km de distancia.



Debajo de los paredones calizos, en  las partes más umbrías de las laderas orientadas al norte, todavía resisten algunos neveros.


 Varias hembras de rebeco con sus crías, cruzan uno de estos, para refugiarse en el roquedo.




En otra zona caliza, nos encontramos con otra especie. Y uno de los ejemplares más afectados, por el celo de su especie. Se trata de una cría de segundo año de oso pardo cantábrico, la cual hasta hace poco permanecía en compañía de su madre.


 La madre ante la aparición de machos adultos, con claras intenciones reproductoras. Habría progresivamente alejado a su hasta hace poco protegida cría de ella. Así que una mañana decidió la misma tomar su camino descendiendo de la sierra en la que había vivido con su madre casi un año y  medio.
 Para alimentarse en los roquedos inferiores, más alejados de los cortejos de los machos adultos de su especie. Especialmente peligrosos para las crías de segundo año, demasiado apegadas a sus madres, cuando éstas han decidido acceder a participar en las interacciones propias del celo.


Ahora éste jovenzuelo, tendrá que aprender a buscarse la vida sólo. En estos casos,siempre me viene al pensamiento, la baja tasa de reclutamiento juvenil que otorgan los expertos a esta especie. Se sabe que en la poblaciones del sur de Europa, como la Cantábrica, la mortalidad de la especie parece estar relacionada con las actividades humanas en más del 90% del total.


Ya avanzada la estación de la primavera, los hayedos de la Cordillera Cantábrica, tienen brotadas las verdes hojas, exultantes de clorofila.





Y el agua discurre vertiginosa por todos los cauces disponibles en el terreno.



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miércoles, 4 de mayo de 2016

Hermana Loba

Hermana Loba, cuantas veces recorrí el frondoso bosque, hallando tus rastros y los de tus hermanos. En el suelo tapizado de hojas de haya, o en la nieve, cuando el blanco manto cubría el sustrato. Cuantas veces me habrás visto , oculta sola ,o con los  tuyos. Mientras daba mis caminatas, tratando de  impregnarme, de  esa energía que llena estos últimos reductos "salvajes" de mi querida Cantábrica.
Ayer, decidiste dejarme disfrutar del privilegio, de poder verte en medio de el bosque.
Apenas había empezado a amanecer, cuando después de ascender, por una pronunciada pendiente a través del hayedo. Realice un alto al  llegar a un pequeño llano y decidí, asomarme hacia la otra ladera de bosque, donde la luz empezaba a penetrar entre las ramas aún desnudas de hojas. Viendo una sombra entre los árboles, que se perfilaba, bañada por los tempranos rayos del sol.
El corazón me dio un vuelco, aunque no se porqué, no me sorprendí del todo, (antes de asomarme, había visto unos excrementos recientes en  el llano y no se como el impulso de mirar hacia el valle. No  fue metódico, como hago muchas veces, si no como si una brisa me empujara ,,,)
Te vi, a tan sólo unos quince metros. Y al mismo tiempo que me pegaba a un recio tronco de haya, llevé la cámara, hacia mi rostro, como tratando de ocultarme. Para intentar que no desparecieras , como un espejismo. Pero tú sabías que estaba allí, me miraste un momento, penetrando tu mirada a través de la lente y el visor de la cámara.  Haciéndome dilatar la pupila, para intentar captar toda tu belleza en mi retina. Este recuerdo de este breve encuentro en cercanía, que no se borrará a lo largo de los años.
Ni me moví, mientras huías ladera abajo, tome unas fotos, las que pude.  Y luego retorné a la senda que me llevaría al collado, que previamente había planeado seguir. Luego rebecos, corzos,venados y multitud de aves, llenaron una jornada  de monte, que ya estaba bendecida de antemano.

Los indicios de vuestra especie, perseguida con saña por la mía, escasean. Van fluctuando en medida de las bajas causadas en vuestras poblaciones. Por el ser, que cree poseer, el derecho sobre todos los demás seres vivos, que pueblan ésta maltrecha biosfera,
Las manadas desestructuradas, ejemplares buscando encontrar un clan o compañero, con el que alimentar el fuego en el  corazón, de una especie genuina, con un derecho legítimo a vivir.
Una especie clave, que los que estudian con rigor y entienden de verdad vuestro papel. Han demostrado que mejoráis la salud  en los ecosistemas en los que sobrevivís. Saneáis las poblaciones de herbívoros, dejando que se recupere la riqueza botánica. Beneficiáis a todas las especies que conviven en el mismo medio, al equilibrar todo el ecosistema.

Sólo los hombres, que quieren tener una corta perspectiva de futuro y miden el valor de la vida y lo vivo por el dinero. Y esto siempre a corto plazo,  sólo ellos, pueden veros como un estorbo. En sus paisajes manipulados , en la  medida que les ha sido posible. dejando manchas forestales , casí siempre en los rincones más inhóspitos o difícilmente exprimibles para los intereses humanos.

Disculpad, que las imágenes del lobo, las suba a menor resolución y la marca de agua. Pero en internet, no es la primera vez que me copian fotografías, sin mi permiso.


















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